jueves, 22 de enero de 2009

Por favor Chuy ya deja de monear.

Que feo es cuando te metes un acido o algo similar en el lugar menos preciso.

Algunos osan ir al zoológico de Chapurepec (Como decía Chie), otros más centrados a viajar pero en el metro. Unos al cerro cuando amenaza una tormenta. Algunos los mezclan con sustancias corrosivas y el efecto producido es Terror en su más pura consistencia. Los más suelen ir a toquines a escuchar musikirri y en espera de ver saltar duendes por todos lados. Pero cuando no ocurre así las consecuencias son muy variables. Está desde el ligue casi perfecto hasta la ocurrencia de mentarles la madre a los músicos enfrente de sus caritas y de la por demás fanaticada. Unos te verán raro y los demás con ganas de reventarte y sacarte a bola de cahuamazos. Pero si nada de esto sucede lo más que te puede pasar es que tus pupilas te delaten. Pero si es de noche y usas lentes “oscuros” pues vas de gane. Eso si, cuidadito con los mini rush porque afectan tu sensibilidad y las de otros. Y cuando se esta así nunca se sabe que ideas puedan pasar por tu mente y las de tu interlocutor. Todo se malinterpreta. O al menos eso se siente.

De pronto se puede transformar la Virgen más reina en el mostrodelagunaverde sin que nadie te diga ¡Agua va!

Una vez me topé con una niña a la cual moría por hablarle pero lo único que pude hacer fue correr pues me aterró la idea de que me viera tan acitron como iba. Regrese a mi casa y mis amigos estaban peor que yo. Como no les había convidado de mi rico aceitito se pusieron a hacer un show bizarro de lo más cutre. Está por demás decir que me cagaba de miedo al ver bailar en calzones a Fernaco y casi masturbándose en la sala de mí casa con una botella de Brandy en vez de una mujer. Planty balbuceaba incoherencias profanas y terroríficas de lo que me iba a suceder si seguía por ese camino que había decidido tomar. Y todo esto con sendas monas que escurrían de PiVi. Recurrí a Erick Josué mejor conocido como el BUO pero sus ojos eran unas gigantes bolas moradas con venas que palpitaban al cada respiro. El último que me quedaba era Chusko Malamuten pero al ver mi estado de pavor histérico decidió reírse a carcajadas de mi miedo. Uffffffffff.

No tuve más remedio que procurar calmarme y dejar de azotarme por un simple malviaje.

De todos modos algún día deberá de acabar.


miércoles, 21 de enero de 2009

La perdurable incontinencia de la imbecilidad y su estructura personal o de como detener el incesante dialogo-monologo interior.

Es algo difícil ya que ante el menor estimulo la mente se dispara por vericuetos ya tan casi olvidados pero que en verdad no lo son ni lo están. Palabras tales como plecostomos y chicha detonan la febril catarata de imágenes que se arremolinan como peces queriendo un bocado de un pan desecho.

Intrincadas y cuasi dementes teorías del como, del porqué y a que hora ocurrió el cambio de estación recurren a las manos y se mueven sin querer detenerse. Se presumen como una cura para que el imbécil se sienta menos atolondrado por sus extrañas manías. Presiente que el próximo siglo será de nuevo cuando pueda volver a sentir las manos y esa mirada agotada que alguna vez lo hizo creer en que todo el mundo era de color rosa pastel.

Un pastel del cual nunca obtuvo ni un pedazo. Ahora que los cumpleaños están prohibidos, las distancias y los minutos serán solo eso. Puede ser que algún día se den cuenta de que lo que digo es verdad; presume y lo dice, todo lo que sea tomado como un año no será más que un montón de noches y días sin razón. Solo los momentos adecuados serán tomados como medida de tiempo. Y de esos se dice estar lleno. Aunque ya se esta quedando casi vacio. Un Hueco sin Eco.

Pero lo que más desea y ojalá sucediera es permanecer en total silencio interior. Sin más recuerdos. Sin más turbaciones en el reflejo. Sin más de ese raro insomnio que solo le hace querer desear lo que cada nanosegundo le niega. Shhhhhhhhhhh.

El imbécil duerme arropado en un manto de miedo. Ahora es solo un personaje que se disuelve entre las ondas alfa de un sueño. Y ahí ocurre todo. Ahí adentro se despierta aún en los brazos de su madre, aún corre de la mano de su padre, todavía juega a las escondidas con su hermano y aún besa la boca de su amada.

Igualmente su madre le arranca los brazos, su padre lo viola, su hermano lo deja olvidado y su amada lo desvanece. Así sin más el imbécil sigue dormido en su manto de temor. Pero algún día despertará y lo hará desnudo y sin miedo. Sintiendo que de nuevo su mente le pertenece. Y no podrá dar marcha atrás, ahí donde se quedan las cosas cuando se avanza.

Y así todo quedó por fin en silencio.

Sh…

martes, 20 de enero de 2009

Lo mismo es casi diferente.

Es como la lucesita que queda en una ceniza de un cigarro que ya se está apagando.

Y que la terminas por apagar pues su humo apesta todo el cuarto y sus zonas aledañas.

Me quedo mudo ante tan grata sorpresa ¿De veras? (Dice una voz) Pues no lo sé. Debería de ser bueno pues eso es lo que parece. Y podría hablar de muchas cosas más pero yo solo sé que esta no es la bebida que pedí. Turn it off please. Todas las luces se apagan. Y la gente deja el recinto. Solo quedan las sillas volteadas y un reguero de agua que nadie sabe de donde salió.

En un lugar muy alejado de la ciudad tres personas están besando: una besa un vidrio congelado de una tienda boutique donde venden vestidos rojos pero su mente esta segura de que los maniquíes no se enojaran. Imágenes, solo eso siente. Los otros dos hacen lo correcto.

Pero lo único acertado y universalmente correcto es que nada lo es. Se podría decir que lo más decente sería cortarse las venas con un pedazo de plastilina seca o correr por las calles en búsqueda de un trozo de pan; porque cuanta hambre tiene el pequeño delincuente que habita en mí estomago que a estas horas ya esta pidiendo una vez más un bocado de alimento. Pero no es correcto.

Al parecer nada de lo que piensa el que arriba escribe es acertado.

Por eso déjame a mí hacerlo. El pobre ya esta desahuciado por tanto pavor en su cabecita. Yo sé que es lo que le pasa y no es más que una sarta de alucinaciones colectivas envueltas en pedacitos de sobriedad aburrida. Me cuenta que a pesar de todo lo que hace nada resulta como el quiere. Siempre mete la pata. Me dice que si la onda esa de meter la pata fuera exactamente eso (meter la pata en algo y que una navaja gigante le cortara un trozo de carne) ya no tendría más que unos muy cortos muñones en vez de piernas y pies. Los muñoncitos le llegarían casi a las ingles. Un freak de circo, eso sería.

Por eso dejémosle que se exprese lo mejor que pueda y no darle por su lado, está loco. O es muy sensible como a el gusta decirle a su extraña condición. Le gusta hablarme de su cárcel que se ha creado. Que el solito se mete a ella y el mismo cierra el candado. Dice que no hay poder humano que pueda sacarlo de ahí. Ni un abrazo de su señora esposa, ni un cumplido por parte de sus amigos. Nada. Su autoestima esta por debajo de lo normal. Se siente rechazado por el mismo. Lo mejor que hay que hacer es escucharle y tratar de comprenderlo.

¿Y todo esto a que viene? , ¿Qué tiene que ver con los besos, con el cigarro, con el suicidio, con las ganas de vivir en medio de una dulce patraña diaria? A ver dime porque como que ya no entendí.

Te escucho.

A ver dime.

De nuevo la sala se queda vacía. No hay nadie y él está hablando solo. Se quiere sentar en el filo del escenario. Y de nuevo ve a esas tres personas besándose. Uno hace lo correcto y los otros dos…se van tranquilamente caminando entre las sillas derrumbadas en un gran charco de agua. No entiende nada. Prende la luz y se ve rodeado de gente riendo. De perros que sangran de los ojos, de luces que se meten en su cuerpo, de gente que suda, de tiernas libélulas que desaparecen al tocarlas. Prefiere apagar la luz.

¿Eso es todo? Por el día de hoy si. Ya es hora de que despiertes.




jueves, 15 de enero de 2009

miércoles, 14 de enero de 2009

A que la rre...

Al escuchar esa palabras articuladas por “su mejor amigo del momento” sintió que algo le explotaba entre el interior de su cabeza y su estomago. Ahora sentía lo que tanto tiempo tardó en no volverlo a sentir. Pero todo era inútil. Se levantó de la tan cómoda silla para salir a fumar un cigarrillo. Al mismo tiempo decidió caminar un poco. Dar la vuelta a la manzana como se dice. Caminó tratando de calmarse con los débiles rayos del sol. El viento era congelante. Y su cigarrillo casi se terminaba. Prendió otro casi de inmediato pero el encendedor no era lo suficientemente poderoso para derrotar al frío viento. Así que se tuvo que detener y esperar a que el viento le permitiera encender el segundo cigarro en menos de 10 minutos.

Mientras encendía el cigarro pensó: Todas las memorias que tengo no se han desecho. Tardó bastante en desaparecer que ahora no hace más que solo lo contrario. ¿Pero porqué diablos me lo dijo? Tan fácil que hubiera resultado no saberlo nunca. O al menos enterarme por mis medios. Los horóscopos no le habían dado el pronóstico adecuado. Lo que mas le cagaba era la puta sonrisa del que se lo dijo. En ese momento deseó que de la nada saliera un francotirador frente al edificio, en la azotea, con un rifle de mira automática y con una bala de gran calibre. Y que esa bala se hubiese incrustado perfectamente en la cabeza de su amigo. Muerto él no habría mas dudas en su cabeza. Aspiro la primera calada del cigarro y volvió a caminar.

El sol seguía débilmente su pasos. Se encontró con un barman y su novia. Lo saludaron y el respondió amablemente al inentendible saludo del barman. Su saludo también fue un susurro entre dientes. Lo que más deseaba era que esa tela negra que se había soltado en su interior desapareciera. Pero seguía adentro de él.

La tela se escurría por sus piernas. Era un seudo coraje-celos-esperanza rota-decepción-tristeza-odio que casi le hace arrodillarse y taparse la cara para que los transeúntes no se dieran cuenta de que se estaba arrancando los ojos. Pero permaneció dinámico al seguir caminando y fumando. De alguna manera no iba a permitir que la tela lo volviera a cubrir por dentro.

Aún con ese optimista pensamiento se adentró en su jaula. Se permeó de las obvias alusiones a su afectado semblante. Y permaneció apagado por casi dos horas.

De nuevo le dolía hablar por lo que lo hizo lo menos posible. Solo podía imaginarse que hubiera sido de su vida al permanecer del lado amable de la vida. No tendría que andar lidiando con ideas venidas desde el viejo oeste y mucho menos echar de menos aquellos tan recientes días. Lo días en que él era un ser más contento de lo normal.

Pero aún así…salió muy abatido hacia la noche. Las calles de nuevo eran largas y sin sonido alguno. Solo escuchaba a los años pasados. Los rasgos de luz cegadora que el sol daba en aquel patio de color naranja rojo café, de la basura del cesto verde, de las monedas llenas de polvo, de los nidos de los grillos oscuros, de la espesura de la piel recién desnuda, de la colchawoman, del olor (mente volátil interruptus) de una mañana que no lo era y de lo que no fue.

Llegó a cierto lugar en donde parece que nunca va a dejar de ir. Un Templo Invisible al que Espera. Observó que las hormigas se habían ido temprano. Y que algo más que el viento frio lo estaba matando. Sin embargo permaneció sentado: esperando a que la tela se desvaneciera un poco más. Solo tenía que hacer lo que en ese Templo hacen todas las personas junto a él. Esperar a que un rayo de luz los recoja para viajar por demás líneas en forma de serpiente.

Al dormirse sentía un poco de miedo ante los deja vú que suelen atacarle en medio de sus sueños. Ahí es donde aquella aparición le daba de comer a sus alucinaciones. Donde se da gusto para seguir creyendo en que algún día las personas reconocerán que todo no era más que un simulacro de vida perfecta. Se ríe antes de dormir. Se siente algo sorprendido por su capacidad de emular a la desesperanza, a la tristeza que lo envuelve, de bailar al ritmo del más lento rock, de saber que tiene todos sus órganos desechos. De reconocer que no ha podido olvidar. De saberse vencido por la auto calumnia. De aceptar que no hace más que sentirse solo. De no tener el valor de saberlo.

Se cansa de pensar. Prefiere escribir. Pero sus manos frías están desechas por el odio. Decide sentarse en la cornisa de su ventana. Sabe que un hueco se ha llenado hoy. Era inevitable. Observa el cielo para ver las estrellas. Pero el cielo es negro. No hay ni una Luna que encienda esa obscuridad. De nuevo sonríe ante tan desolador panorama.

Suspira y lo podría hacer un millón de veces con tal de que su aliento (en verdad se trata de una frase que solo él puede escuchar) vaya directo a la oreja izquierda de aquella dama que va con su pareja a la distancia. Coincidencia o no la dama voltea y lo observa sentado en la cornisa de la ventana. Se siente la sonrisa de ambos al creerse vistos. Ella sonríe por un recuerdo y él sonríe porque cree que ella lo recuerda.

Cierra la ventana. Ahora si se pone a escribir números en una hoja de un block de hojas blancas. Llega hasta el número 5,000. Y con la hoja envuelve un anillo de plata. Lo entierra en una maceta con un cactus. Pone la maceta junto a la ventana. Y se va a dormir.

Sabe que nada se puede hacer. Solo atina a no dormir durante las próximas 8 horas y pensar sobre lo que sería de él si nunca hubiera caminado por esa calle a esa hora. Piensa en todo-Maldito sea- y no se detiene por nada. Dibuja en su mente los distintos caminos que debería de haber tomado pero que por absurda comodidad no los tomó. Aún creé en que las soluciones se dan a los que antes no pensaron en ellas. Y por eso terminan como él está ahora. Hecho un nudo en su cabeza queriendo tomar esas nubes del humo del cigarro y convertirlas en segundos del día aquel. Desea no sentir lo que se imaginó cuando su “mejor amigo del momento” le dijo aquello. Pero sabe que ocurrirá. Y permanecerá quieto en su lugar asignado. Observando como pasa delante de él una vida que no quiso conservar.

DoomMood OST