domingo, 3 de abril de 2011

16 años no son mucho.

De la nada vino. Y del vino llegó la sensación, la necesidad de hablarle, de hacerle saber que me gustaban mucho sus zapatos. De sus zapatos pasé a proclamarle el gusto que me daba conocer a alguien tan como ella. De ahí su susto y su temor de que alguien como yo se le acercara y le dijera ese tipo de cosas.

De ahí pasamos a otra ocasión en la que igual o más ebrio le hice saber que toda ella me provocaba (y provoca) diversas sensaciones antes desconocidas. Ella se comportó precavida. No vaya a ser un viejo loco y quiera pasarse de lanza conmigo. Pero la neta nel.

-No quiero lastimarte-fueron sus palabras ante mi seudodeclaracion.

Ok.

Pero el que deja de perseverar no alcanza.

Así que tras varios días, logramos salir de paseo junto con otros compas. Pude darle un beso inmiscuido con alcohol. Después me enteraría que eso no se hace, que los besos se deben de robar.

Y lo supe porque ella lo hizo. Y así me robó el cucharon.

Existen procesos en la vida ante los cuales no podemos hacer nada para que no sucedan. Y ella es uno o el proceso que me ha llenado de nueva onda, de nueva vida. Me llena de palabras, hechos, susurros, caricias que ahí estaban desde hace mucho pero que la verdad yo desconocía.

Prefería estar solo y soñar o crearme la idea de que necesitaba alguien con mis idénticos o similares gustos. ¡Pero que me ha llegado el yang!

Y que me lo venga a enseñar ella es muy…raro?, mágico?, extraño? Bello?

No lo sé.

Pero es bueno. Hace que me reivindique conmigo mismo. Pienso que ya era tiempo de hacerlo.

Aunque existen barreras muy macizas que hay que demoler, no lo veo imposible. Es solo matter of time. Eso espero.

Al fin y al cabo el flujo del mismo es lo que me la puso enfrente.

“TALI” mucho.