lunes, 14 de abril de 2008

Construyendo el nunca.

Ni dices nada.

Sólo te mantienes en un lugar tan sucio y alejado que nadie se entera si es que hablas.

Y cuando lo haces brotan groserías, poemas, cánticos y de vez en cuando una palabra de amor.

De ese lugar te levantas. Subes al segundo piso y puedes divisar la calle recién mojada por la lluvia de la tarde. Como siempre enciendes un cigarrillo y te sientas en la silla roja. Ahí tienes un cuaderno rojo de hojas blancas. de más de una pluma Bic de tinta color rojo. Y sigues callado.

Ves las hojas del cuaderno. Son cuadriculadas. Notas con tus dedos los trazos de algún escrito anterior, esa hoja ha sido arrancada. Piensas en qué pondrás esta vez en la hoja. Casi dudas, pero comienzas mover la mano.

Arrancas la hoja y te la llevas. Abres cierta caja y tomas el folder color beige tamaño carta. Metes la hoja. Tratas de decir algo...pero sólo suspiras.

Sales a la calle. Semi nervioso caminas por las calles atiborradas de hormigas. Son miles de ellas. Se atraviesan en tu caminar. Parece ser que te trasmiten un mensaje con sus caminitos que forman de tanto caminar. Lo tratas de descifrar y te quedas callado. Mejor apresuras el paso.

Llegas a su casa y depositas el folder en el buzón. Se queda atorado. Lo empujas y alcanzas a escuchar que alguien sale del edificio de a lado. No quieres que nadie te vea, por lo que dejas el folder a medio meter. Casi corres sin decir nada.

De nuevo estas ya en tu lugar. Ventanas cerradas. Puertas cerradas. Solo dejas el foco prendido y la grabadora escuchando siempre la misma canción: North Berwick Witch Trials, de Cathedral. Tarareas la rola. Y solo así te duermes. Callado.

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