viernes, 16 de julio de 2010

Una extraña tranquilidad

Son días de extraña reflexión lejana parecida a la costumbre.

Que me afecta de una manera en la cual busco los sedantes

Correctos.

Que aun con el temor de sobrepasarme con mis demonios

Deseo ver que todo es como antes.

Por eso discuto con gente deforme sobre poesía.

Yo opto por la poesía cavernícola, errada, horrible y desarticulada.

Aquella que haga ir al señor a cagar…de miedo, de terror ante la inminente violencia que surgirá de mi boca, grosera y borracha además del encabronamiento por que el Maestro no entiende que más vale vivir que a ser un erudito en palabras y sentencias. En Epigramas y epitafios.

Su alumno asentirá ante la obvia deducción de ke es un genio pero insoportable.

Un sinsentido entre la cordura, la violencia y la belleza del ser humano.

Un mensaje tan intrincado que ni las luces, ni pantallas saben que es lo que sucede.

Ni el sabor de los cacahuates, ni la sal sobre el borde del vaso, ni el fracaso de mi ejercicio hace que me olvide de la gente. Algunas acuden otras ni siquiera esperan al encuentro casual.

Desvaríos de la razón. Que hacen que suden mis palmas. Ha de ser por la nueva pintura.

¿De verdad podré? Debo de lograrlo.

Extraño dialogo interior, ¿Qué sucede?

La música desata adrenalina. Recuerdo cuando era un joven lleno de sustancias que se ha vuelto una maraña de sí mismo.

¿Por qué se volverá una adicción el estar tan dopado? No tanto dopado sino nervioso, acuoso, muy sensible al palpitar del aire, del propio latido del corazón.

Responder el mensaje de los canguros que te desconocen, hilar al tiempo, sincronizarte!

Uts utss utss además del platicar con gente ke se ha metido un sunshine, que se trata nadamás y nadamenos ke de el “Fumigador Oficial del Municipio”.

Puro total y absoluto desvarío. Pero total y absolutamente (muy vodka, tú) real.

Y se debe buscar el sueño, el aliciente para llegar al otro día, a ese del que te acuerdas que algún día sucederá. Para besar a la nada.

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