lunes, 3 de mayo de 2010

Asustado.

Si te diste cuenta me quedé mudo. Pero mudo por dentro.

Si hablaste ni te escuché. Y si parpadeaste al momento de recibir la bala…ni cuenta me di.

Era obvio que la noche terminara de una manera brusca. Desde casi la media noche se alcanzaban a denotar esos leves signos de que sabes bien harán que todo acabe de manera brusca, tosca y horripilante.

Y todo empezó al ver a uno de ellos tendido en un charco que nadie sabía si era sangre o vino. Y aquel otro que parecía tener un hoyo en la cabeza, no se podía adivinar si lo que salía de ahí eran sus sesos o simplemente parte de los tacos que se estaba comiendo antes de los balazos. A mi solo me ardía un poco el estomago, pero no sabía si era la maldita gastritis o una bala perdida que había dado justo en mi abdomen.

Tras tan solo 3 segundos nos dimos vuelta para saber que es lo que estaba pasando. De donde putas venía todo ese escándalo. Me agarraste la mano al ver que una horda de gente se nos venia encima. Puta madre a correr. Pero mi panza me ardía a cada paso que daba. Me dijiste que nos detuviéramos a ver que es lo que me pasaba, Y bolas, mi camisa nueva estaba llena de melcocha y nos dimos cuenta de que era sangre. Chale.

Y ni modos. A correr de nuevo para escondernos. ¿De qué o quíen? Nunca lo supimos. Con mi mano trataba de parar la hemorragia pero la sangre fluía muy divertidamente de mi estomago hasta mis piernas. Nos sentamos en un lote baldío pues parecía el lugar más seguro, pero el lugar que escogiste para esperar que el pedo pasara, estaba lleno de ratas.

¡No mames aquí hay un chingo de RATAS! Te grité y tu gritaste y unas chavas que también estaban ahí también gritaron y todos corrimos de nuevo hacia la calle. Las patrullas apenas empezaban a llegar y empezaron a detener a todos.

A nosotros primero nos la hicieron de pedo pero al verme todo sangrante y pálido y al ver tu carita toda chilluda se dieron cuenta de que éramos parte de los “afectados”, así que nos subieron a una ambulancia (a esa hora ya todo era un caos y varias ambulancias llegaron para llevarse a muertos y a los no tanto) y me llevaron directito al hospital.

Ahí me tuvieron como unas 10 horas hasta que por fin los doctorsitos me dijeron que no había problema, pues la bala que me había traspasado no había dañado ningún órgano vital. Fiu.

Pero de lo que más me acuerdo de esa noche es que terminaste conmigo.

Y ya nunca más te vi.

Es por eso no me gustan mis cumpleaños.

No hay comentarios: