miércoles, 25 de junio de 2008

Fasti-dios

A veces la honestidad puede ser un arma de doble filo.

Decir cosas que a otro no le importa escuchar siempre es molesto. Lo sé. Ataques de una honestidad por de sí no entendida. Esconderse en la bebida para decir cosas que muy bien sobrio se pueden decir sin que con esto se destrocen relaciones, ya sean pasadas, presentes o futuras.

Pero no. Mi miedo hacia la persona lo escudo en una minipeda sabiendo que estando borracho me puedo explayar mejor (eso creo) pero siempre con resultados no muy agradables. Tratando de llenar huecos con el chupe. Eso es. Huecototes que sabemos tenemos adentro de nosotros mismos, pero que no sabemos como llenarlos. Solo con cerveza, vodka, whiski, pulke, cigarros, mota, cois y más cerveza. Pero los hoyos siguen ahí y yo sigo buscando una tapa para que no entre ya nada.

Siempre en esta búsqueda encontraremos algo seguro: una cruda inmoral e intensa que nos haga revolcarnos por entre nuestras sábanas como si de una amante se tratara.

Dolores de cabeza, manos dormidas, extremidades tonturronas, dolor de riñón, visión borrosa, gastritis chingativa, sudor nervioso y nervios destrozados. Aunado a esto destilar un hedor escalofriante. El cerebro hinchado de tanto humo, garganta seca y labios peores que lijas de carpintero. Bolsillos vacíos, plantas de pies con clavos, sangre seca en los codos, moretones en la frente y en las piernas. Deseos de no salir de la casa y cuando sales terror de la gente. Todos parecen muñecos de una mala película japonesa. Algo que me pasa en estas crudas es que veo a la gente como en otra dimensión. Sus caras se quedan congeladas en mi mente. Cualquier expresión se queda por varios segundos congeladas en mi cerebro. Como fotos instantáneas que se tardan en borrar. Y llega a ser chocante.

¿Qué mas, qué más? Ahhh si, la depresión postpeda. Recuerdas lo felizote que eras estando pedo, las múltiples rarezas que se te ocurren y haces. La lengua se te suelta y platicas con medio mundo en el bar. Sientes que eres un gran galán perdido, uts. Hasta que te mandan a dormir y te das cuenta de que no eres ningún galán perdido sino solo un borracho más de la gigantesca legión de ebrios empedernidos en búsqueda de algo que nunca encuentran. ¿Y que buscamos? Ni el diablo lo sabe. A veces parece que lo encuentras, pero te vas y lo dejas; o te vuelves loco y lo destrozas. Lo puedes volver a encontrar y lo vuelves a perder. Y así una y otra vez. Tanto es el miedo a ser un borracho normal….o solo un humano normal, al que todo lo que se le pone enfrente lo quiere cambiar a su modo. Y mi modo no es bueno, ni agradable. Como siempre trato de hacer de un lindo día convertirlo en una patada en el trasero. Mi trasero.

Esperanzas hay. Pero con esta cabeza dura no las veo muy seguido. Un agradable genio incomprendido es lo que solía ser. Ahora solo soy un ser aburrido de mi mismo que siempre repite sus acciones para desaburrirse.

Pero para todo esto hay una bella solución. Y se llama…dormir.

No hay comentarios: