miércoles, 25 de junio de 2008

profetikas nubes de papel.

Mientras descansaba de una noche llena de tropelías etílicas me encontré con unos viejos papeles. En uno de ellos estaba escrito lo siguiente:

Con la locura en los, tuyos, labios

Escribes las cosas

Que otros aman.

Con decencia intentas hacerte querer,

Y con la mentira soportas querer.

Escondido en la velocidad lenta del vivir

Te acercas ala muerte.

La muerta de los ojos de fuerza obscura.

Penitencia invisible de alcances majestuosos

Opulencia de tintas y viajes secretos.

Intolerancia de risas sutiles

Y de desvaríos de ceguera.

Lamentos groseros incrustados en mi alma

Saxofoneando las brisas de los intentos.

Labor titánica de manos amputadas.

Ocio vicio y látigo vencido.

Al parecer esto lo había escrito yo hace más de 10 años. Extrañas profecías escondidas.

Y aún había más papeles:

Las ganas de acuarse son fuertes.

Solo pon el vaso enfrente

Beberás del vidrio cristal enfermo

Desearas las curvas de esa mujer. (¿Puedes ser tú?)

En un final que parece un comienzo

Estarás dispuesto a vencer

Las ideas de aquellos.

Desearas ser un monstruo insensible bebedor del vidrio.

Roto por dentro

Viejo por afuera la vista de otros serás un rey.

Pero para ti no importará

La sensación,

Solo las burbujas desearás

Solo los cristales beberás.

Esto ya rayaba en lo absurdo, pero me gusta. Saber que hace años ya se veía venir esta zona de depresión post etílica. Yo mismo me estaba leyendo el futuro, que para hoy ya es pasado.

Lo más sorprendente fue que estaba este otro papel con esto escrito en tinta azul:

Una permanencia etérea

Fugarme hacia tu extraño brillo

Meterme fijo en el ojo tú ser figura.

Bella desconocida, de verdad, agua, brillo, comisura incomprensible.

Lentitud maldita.

Cobardía desgraciada.

Mi voz no llega ni a soplo en tu oído.

Soy un ser desaparecido cuando apareces.

Desgracia, pendejez, me gustaría ser tu positivo o tu negativo; atraerte.

Pero no. Te perderé y nunca más te veré: en unos cuantos días te iras.

Me evaporaré en el asfalto.

Desgracia pendejez mía.

Agarre estos malditos papelitos proféticos y los quemé. Que ganas de estarse haciendo agruras en la panza. Sé que mi adicción es mala. Pero como buen yonkie la mínima distancia es lo que más daño hace. Pero aun así quieres más, aunque con ellos varias neuronas mueran en estampida. ¿De donde diablos salió esto?

Sé qué, entre más sustancia más fea es la cruda, por así decirlo. Pero es la sustancia más hermosa y más dañina del planeta. Ser adicto a alguien es lo peor. La peor droga es el amouuur. Eso téngalo por seguro. Y la jeringa inyectadora se ha tapado. Se ha terminado la dosis. Avorazado me vi sin entender que es delicado el proceso. Y ahora me estoy cayendo en una zanja llena de alimañas pútridas y punzantes.

Dios no existe. Así como no hay salida para este callejón. Una vez que entras ya no hay salida. Solo si te echas para atrás y devuelves los pasos andados. Que no te servirá de mucho, pero al menos podrás ver otra salida. Y de nuevo pedir prestadas las luces de las estrellas para poder caminar sin miedo en medio de esta tremenda oscuridad.

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