martes, 5 de agosto de 2008

Auch recargado: S.C.N.B.

Todo empezó como un domingo cualquiera despertando para ir a trabajar.

Después de una minijornada de chamba nos fuimos a deleitar con unas cervecitas a un parquecillo que esta ubicado cerca de mi lugar de trabajo, un suave six entre manolo, Cristian y su servidor. El mamón de Cristian hasta posó para mandarle unas fotos a (según él) una niña de Canadá que esta perdidamente enamorada de el y que viene a puerto vallarta a conocerle en persona, uyyy. Mientras esto pasaba el six se terminó y reanudamos la chamba. Formar dos tres paginas de Espectáculos y listo. Esa tarde se llevaba a cabo la comida por los 40 años de servicio al diario de Don Beto, fotógrafo muy querido en esta comunidad queretanoide, así que hacia allá nos dirigimos. Cristian es dueño de una moto onda cross medio cateada, pero muy útil para trasladarse de un lado a otro de esta little city. Llegamos puestísimos para degustar los finos tacos con tortilla hecha a mano y los sabrosos guisados puestos en una gran mesa de plástico. Una gran cantidad de personas estaban ahí. Y también una gran cantidad de chelas y pomos. Decidí empezar con Tequilita y cervecitititas para pasar el rato. Al cabo es domingo y no hay que empedarse tanto ya que mañana es Lunesobrio casi casi de rigor. Pero mis compañeros esto no les importó y se pusieron hasta las manitas. Yo les seguía de cerca pues no me quería ver tan pedito, pero ni falta hizo ya que el buen Manolo lo hizo por mí. Lo lleve a su carro y lo subí pues le era difícil llegar a el. Su esposa Jazz se lo llevó con una carita no muy feliz. Lulo, cristian y yougas seguimos por un rato más bebiendo “moderadamente” hasta que al buen cristiano se le ocurrió ir a la casa de manolo, que por cierto no vive nada cerca de aquí. Me recordó un poco a donde vivía antes, ya que la distancia del centro hasta ese lugar es considerablemente lejos en Queretaro. Como íbamos pedos, en moto y de noche creo que nos tomo como 30 minutos hora llegar. Y eso es mucho aquí. Pero bueno.

Llegamos y tuvimos que despertar a Manolo que ya dormía la mona de su pedita en la comida. Poco después llegó Lulo en su motota. Poco después iba por más cervezas. Mientras llegaban platicaba con Jazz de cosas del trabajo y trataba de entretener a Mariel, pero parecía poseída por un torbellino de actividad. La hija de Jazz me decía: ¿están borrashos? No todavía no, respondía yo en medio de un leve mareo.

A los 10 minutos llego Lulo con Manolo y las chelotas, Crsitian se pasó de largo pues ya estaba borrachón y ni siquiera nos escucho cuando le gritábamos: Cristiaaan es aquí!! Cero atención. Tardó 20 minutos en llegar. Así que seguimos bebiendo como “con sacos” escuchando rolas semirevolucionarias cubanoides, yurgh. Hasta que Manolo ya no pudo más y se durmió. Algunas lagrimas por parte del que esto escribe (siempre es bueno desahogarse en casa nueva) y algunas risas por parte de todos.

Bueno es hora de marcharnos. Yo ando hasta el keke (todavía hablo y camino con gracia graciosa), Crsitian parece ser que no esta pedo pero sus ojos de niño drogado lo delatan ipso facto y Lulo sobrio medio chelero me pone el casco y pronuncia las palabras que abren el círculo mágico:

--Esto es para que si de casualidad ocurre un accidente, ojala y no, vayan bien protegidos.

--Si si, contesto seguro de que la palabra “un accidente” es algo lejano en este momento. Me siento tan bien y contentonto que no me da la gana `pensar en caerme de la moto a toda velocidad. Y a toda velocidad nos despedimos de Jazz y salimos a la carreterita asfaltada esquivando baches y autos estacionados. Lulo va detrás de nosotros alumbrando el camino con el potente faro de su motota. Alcanzo a pensar que el camino carece de todo alumbrado público pues parece que vamos dentro de un túnel oscuro oscuro, solo puedo ver negro y una luz que sale del faro de la motito de cristian, un chorrito de luz caguengue que casi ni ilumina el camino y es por eso que no vemos cuando el camino asfaltado se termina. Ahora viene un camino ideal para una Jeep 4x4. No sé a que velocidad entramos en esa parte del camino pero al instante se siente la diferencia. Creo que Cristian trata de bajar la velocidad pero es inútil dice Lulo que veníamos como a 80 k.p.h) y chocamos contra un montón de tierra en la orilla del camino. El impacto nos levanta del piso y nos avienta del asiento de la moto haciendo que cada quien caiga de manera anárquica en el piso de tepetate. Pude ver negro, café y algunos flashes azules (de no se donde) todos estos colores mezclados con el ruido del aire y los sonidos de nuestros cuerpos al hacer impacto con el suelo. La moto pasa a nuestro lado, creo.

Yo me quedo tirado un rato, ya saben, milésimas de segundo que se hacen más largas de lo común, aquí el tiempo se estira y solo puedo ver la tierra enfrente de mí. Mejor no me muevo pienso y de todos modos no puedo ya que Cristian esta encima de mí; no sé como pues yo venía en la parte de atrás de la moto. Mas segundos pasan hasta que escucho aCristian y después a Lulo. Lulo gritando que como estábamos y a Cristian balbuciendo ayes y auches. Yo creo que dijo: Ayy que putazo.

Lulo nos trata de levantar, la sangre sigue invadida de alcohol y el dolor de todos modos empieza a hacer acto de presencia VIP. Crsitian no se puede levantar y su pinche cuerpote esta encima de mi pierna doblada en forma extraña. Mi pecho y espalda sienten un dolor terrible y no me imagino el de cristian pues cayo de jeta. Se ve sangre en su lado derecho de la cara y dice que la espalda le duele machin. Lulo nos socorre pero no lo quita de mi pie. LE digo: Quítalo cabrón que si no me puedo levantar, Ay ay, Ay, Auch, levante la moto, hay que regresarnos con Manolo.

Lulo ya habló con Jazz y nos espera en su casa. Tenemos que empujar la moto de cristian entre los tres para sacarla del vado en que quedamos. LA empinada cuesta se nos hace super gigante y el dolor nos impide actuar rápidamente, así que entre lamentos y tierra conseguimos de nuevo poner la moto de pie y llevarla hasta el camino asfaltado.

Y ahora hasta donde hay que ir, pregunto; hasta allá dice Lulo y veo la distancia: Putssss. Ni modos, a empujar las motos hasta que ya de plano no podíamos. Nos trepamos de nuevo a las motos tratando de ir lo más lento posible, Lulo me hace el paro de trasladarme y Cristian se lleva la suya. Llegamos a casa de Jazz la cual nos abre en bata y toda la parafernalia de las 4 de la mañana, nos metemos y sentamos en la sala a esperar… ¿esperar que? Pues a la ambulancia ya que nuestro aspecto parecía que sí lo ameritaba. Yo no iba a escatimar en mi salud; decía yo en medio de tremendas punzadas entre el pecho y la espalda y mi cuello y una pedota llena de adrenalina.

Que cobra 500 varos. MMm pensándolo bien si aguanto hasta mañana.

Dormimos sobre unas sabanas y un colchón. Las moscas nos atacaban sin piedad y el dolor como que desaparecía y aparecía con lapsos de 25 segundos. Como a las 5 y media me levante, no podía dormir sin fumarme un cigarro. Ya no había y entonces si empecé a sentirme muuuuy mal. Busqué en los botes de basura, ceniceros, cajitas, pero nada. Salí al patio y ahí en medio de una piedritas estaba el cigarro más hermoso que yo haya visto. Sin importar que con cada calada el dolor se imponía me lo fumé de manera lenta y sabrosona. Ahora sí a dormir como diosh manda.

Al las 7 y media me desperté. Ya todos estaban como alistándose para irnos pero antes despertamos a Manolo quien no sabía nada de nuestro accidente. Hasta que bajó y nos vio nuestras caritas y cuerpos maltrechos. Cristian todavía tenía sangre seca mezclada con arena en su cara y en la parte trasera de su oreja. Así que se subió a bañar. Mientras tanto manolo y yo nos bebimos las últimas tres cervezas las cuales me dieron un efecto macizo de casi cero dolores pero que era totalmente ficticio. Para no dejar que el dolor se apoderara de nosotros lo mejor es comentar el accidente y cagarnos de la risa. Cabulismo mágico trágico musical.

Asi ya nos despedimos de Lulo y Manolo junto con Jazz, Mariel y Emiliano nos llevan a urgencias. Acompaño a Crsitian hasta que le ordena que pase al pasillo misteriooso, ya que una puerta con solo un cuadrito como ventana deja ver la cara de un seudo vigilante que solo habla para decir nombres de gente enferma. Y por ahí se va cristian. Lo espero un rato junto con una niñita de 4 años que vomita demasiado para tener esa edad, con un albañil con el dedo gordo de su pie colgándole entre restos de cal y sangre, un cuate que yace dormido a mi lado y que más parece que lleva muerto días ahí. Nunca se mueve en lo que estoy junto a el. Mejor salgo a fumar. Y tomarme una coca. Esa gente no podrá eliminar mi buena vibra que traigo este día.

Cristian tarda demasiado en salir así que mejor me voy. No es que me sienta mejor o peor que el pero pienso que es lo mejor. Además todavía hay que tomar el camión a CASA. Observo a la gente de la parada y la veo rara. Ha de ser por que el dolor me hace alucinar o es la cruda que empieza. El sol aporta su granito de arena para que mi estancia en ese momento sobre la Tierra no sea de lo más agradable. Y todavía me faltaba el camión.

Camión semilleno y con solo un asiento en la parte de hasta atrás. Me siento disimulando el dolor y la pedes. Pasan cinco minutos sin brincos hasta que al buen chofer se le ocurre pasar por una calle llena de baches y topecitos. Pienso que mi cara fue digna de varias fotografías. Gritos mudos de dolor. Imagínense un comic y que cada cuadrito o strip es una imagen de mi cara con muecas cargadísimas de dolor. Por fin llego a casa, paso a la farmacia a saludar al dependiente que amablemente me pasa unos delicados sin filtro y parto a casa. Me baño y prendo la compu, saludos por aquí y saludos por allá, sabios consejos por aquí y demás ondas. Me duermo y despierto con un dolor que aún no se va pero que ya es más leve.

Moraleja: Si vas a chocar no bebas. Las crudas son inmorales así.

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