viernes, 1 de agosto de 2008

The Halfman Autokill Experiment.

Desperdiciar mi cuerpo, es lo que mejor sé hacer. Ya sabes que se acaba hasta que morimos.

¿Pero porque esa insana fijación con la muerte y no con la vida?

No lo sé. Ni quiero saberlo…si sirviera de algo aquí estaría conmigo pero no lo esta.

La mugre que denota la vida y que sale a la superficie es con lo que tenemos que vivir queramos o no. La porquería siempre esta presente, por más limpios que queramos ser; y no es por nosotros sino porque se presenta en paquetes de gente. Démonos como ejemplo el estar en fiesta cualquiera y no queremos nada con nadie y de pronto al acorde las copas haces lo que nunca en tu vida querías hacer. Y de pronto abortar esa loca idea del amor lejano. O cercano depende de tu caso. Achacar y perder. Perderlo por 5 segundos y para sentirlo de nuevo como si fueras dueño de la situación.

Ok perdonas (ya te sientes mucho) y sigues en tu camino de ser hombre sin saber que no dejas de amar nunca. Y da la casualidad de que se comparte una especie de afecto, pero sabes que todo es mentira e hipocresía por parte del otro lado. Y sigues sin dejar de amar.

Hasta que te pase un tráiler por encima o te ahogues en tus vómitos sabes que la vida es más que una persona. Y esa persona merece toooooodo el respeto sea quien sea. Y no dejas de babear. ¿Cuánto te acongoja la muerte de tu madre? ¿Qué se debe de hacer para detenerte de querer? ¿Existe una fuerte razón para ya no hacerlo y proseguir con la lista para tachar a alguien más? Quiensabe.

Lo que se debe de hacer, según Black Francis, es mandarlo lejos y apreciar a la lejanía las luces potentes que emana la situación. Solo así me daré chance de poder ser algo menos fantasmagórico.

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