Entre kafka y una muela.

Para no hacer el cuento muy largo solo diré que el dolor de la maldita muela seguía sin detenerse.

Primer nivel: El dolor se hizo insoportable el jueves, tuve que ir a urgencias y recibir los rayos x, medicinas y una inyección así como observar todo el movimiento dentro de la sala de urgencias. Que bonito lugar.

Segundo: Regresar al otro día al seguro listo para ser operado.

Tercero: Tras dos horas de espera saber que el dolor deberá de proseguir. En el seguro no se hacen ese tipo de operaciones.

Cuarto: Debo de ir por medicinas a un lugar, por la firma del director y del subdirector a otro edificio después regresar al archivo por un sello monocromático para ver si sigo vivo o no sé para qué se necesita un sello que recibí ese mismo día. Puts.

Quinto: este nivel es raro ya que recibo la ayuda de una pariente cercana que trabaja aquí en el seguro y me hace el paro de sellarme las hojas que me tienen que sellar. Magia o favoritismo en su más cruento ejemplo. Sin querer me hago cómplice de una de las cosas mas detestables de situaciones como esta. La señorita que esta adelante de mí y la que viene atrás se me quedan viendo. Noté en sus caritas el claro comentario intrapersonal de: “RAYAADO, no tendrá que esperar a que se reanude el sistema”. Pero que puedo hacer yo, lo único que quiero es que el pinche dolor ya desaparezca.

Durante todo este tiempo he estado sufriendo de intensos dolores que casi no los siento por la dopada tremenda que me estoy dando. Llevo ya casi dos cajas de Flanax, supradol y otra más de Paracetamol. Si no tomo las pastillas poco a poco el dolor se convierte en una terrible punzada que desciende de mi lado derecho de la mandíbula abarcando toda la clavícula y parte del cráneo y del oído. A veces siento que llega hasta la rodilla el dolorcito sin exagerar. Es cierto que estando dopado todo parece más tranquilo.

Así que la desesperación ante tantos trámites no se me hace tan molesta. Además me doy mi tiempo para fumar algunos cigarritos sabiendo que tras la cirugía tendré que dejar de fumar por lo mínimo ¡SIETE DÍAS DEL TERROR SIN CIGARRO!

Obviamente el chupe también es prohibido. It’s ok.

Tras superar estas pruebas de aguante- machin- no- se –me-enoje -porque -el sistema- ya -se cayó es el turno de dirigirme con el dentista que se tomará la molestia de sacarme la dichosa muela del juicio. Llegó al consultorio, muy cuco por cierto, nada que ver con las multitudes dolientes del seguro y un ambiente casi desértico pues soy el único paciente a esa hora. Le doy mis papelitos ala recepcionista y el dentista (de inmediato notó su onda culerona al saber que no le voy a pagar pues vengo de parte del seguro) y me dice muy apresurado: Ok aquí la señorita lo programará para su cita, ok? Y sale disparado el muy cabrón. La muela empieza a punzarme de nuevo. Auch. La cita es para el lunes a las once de la mañana. Pero la muy fijada de la recepcionista se da cuenta de que me faltan dos firmas dos para que sea 100% válida la onda esta. Putss, ante tanto ajetreo se me olvido ir por las firmotas del director y subdirector de unidad tatatata. Purtamade así que de regreso al Seguro y obtener las firmas.

Las obtengo sin mucho problema ni tanta fila.

Así que solamente me queda regresar por las firmas a las 3 de la tarde.

Así que tendré que pasar todo el fin de semana dopado hasta el keke. Me termino todos los flanaxes, supradoles y paracetamoles que tengo a mi alcance. En el trabajo siento que floto.

Así pasa el weekend entre cigarros para el dolor y pastillas para desaparecerlo hasta que por fin llega el lunes. Llego al dentista y en 15 minutos me destruyen la puta muela del juicio. Salgo algo dormido del labio pero sin problemas. Wow.

Tras UNA SEMANA de intenso dolor humano todo concluye en 15 minutos de empujones con pinzas e inyecciones en mi encía. Caput!

Ahora solo tengo que soportar mi carota de Don Corleone por unos cuantos días.

Saludos pa’ todos y abrazos para ti, siempre tu.