lunes, 24 de noviembre de 2008

¡Tenga qué!

Hoy quería poner un cuento sobre un niño que accidentalmente descubre a la mamá de su mejor amigo masturbándose con un camote pero al leerlo de nuevo me dio hueva hacerlo.

Es un cuentito que me remonta a los días en los cuales iba a un taller literario el cual era impartido por Eusebio Ruvalcaba, entre otros escritores medianamente famosos. Para mi era una costumbre llegar crudo o aún borracho pues el taller se impartía los sábados a las 10 de la mañana ya fuera en el hoy extinto Lobo Estepario del centro, por Coyoacán o por Villa Coapa.

Al comienzo del taller debido a los temas que yo escogía la mayoría de mis compañeros me atacaron a más no poder. Hasta el propio Eusebio un día me dijo si quería verles las caras de pendejos a todos por la manera en que escribía y las temáticas tan bizarras.

Pero con el transcurso del tiempo logré que se involucraran en mi mundito de fantasía. Algunos de ellos se clavaron tanto que hasta quisieron llevar a cabo un filme seudo porno con uno de mis cuentos. El porque no se llevo a cabo es otro cuento.

Algunas veces después del taller nos íbamos a beber a algunas cantinas o al desierto de los leones un vodka o algunas chelas. Victor, Oscar, Carlos y no recuerdo el nombre del mega junior que también trataba de escribir éramos los más asiduos a estas reuniones post taller de literatura.

Con gusto recuerdo esos días en donde el escribir era parte fundamental de mi estilo de vida. Eso y el pintar. Y drogarme claro. Queda por demás decir que el beber también estaba colocado en un buen ranking. Recuerdo que una vez Eusebio (hasta la madre de mis cuentos) me dijo: Tú y yo nos tenemos que poner una pedota, chance así te entienda a ti y a tu “literatura”. Y dicho y hecho. Tras una brutal borrachera el siguiente sábado de taller se porto más “tolerante” conmigo hasta que ya no pudo más y alabó varios de mis escritos. Ja. Ahora quien se reía cabrones.

Al terminar el taller (duró algo así como un año) se pretendía hacer una selección del mejor material y publicar un librito y darlo a conocer entre el círculo de escritores consagrados. Pero todo valió madre quiensabe porque. Yo seguí con mi carrera de borracho fatal y algunos de ellos se dedicaron a recibir premios y hacerse escritores de cierto renombre. Después los dejé de ver para siempre.

De cierta manera intenté que se publicaran algunos escritos en Generación o en Moho; pero entre pedas, exposiciones y demás paralelismos nunca tuve la suerte de ser publicado profesionalmente. O al menos no en una revista de alto tiraje. Bueno si eran de alto tiraje pues todo aquel que las leía las tiraba.

Con el transcurrir del día y la noche toda esa rara energía que sentía al escribir y al pintar se fue evaporando; por no decir que se fue por el caño o a la chingada; pues me dedique a otras no tan sanas actividades. Todo con el pretexto de “feed the brain” más bien “Me freí my brain”.

Todo intento por escribir o trazar alguna línea era nulo. Me alejé de los “círculos literatos y pictóricos” para desintoxicarme de esos ambientes tan, a veces, mamones. Me dedique más a seudotrabajar de freelance y aprender más el manejo de las maquinichomps para tener un futuro más concreto. Doble jaja. De todos modos siempre es bueno poder recordar tiempos buenos. Solo hay que esperarlos de nuevo y de preferencia verlos con gusto.

Qué más quisiera yo:OST: Dark Tranquility - Monochromatic Stains

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