martes, 30 de octubre de 2007

pequeñas misoginias del ayer.


Es sábado veintitantos de diciembre del 2003 y recibo una oportuna llamada de Leobardo

-- Que onda cabrón, te hablo para invitarte a mi cumpleaños.—

--Chido.-- le contesto.-- ¿Y por donde va a llevarse a cabo tal espeluznante acto?

-- Pues es en la México 68 y la calle es tal, número tal, a las tales horas del día de hoy.

C´mara. Tras colgar el fon me comunico con Aldo para que saque la nave y salga más barato el recorrido hasta allá.

La tarde esta llena de pereza y tengo que esperar por mas de dos horas al tal Aldo el cual llega a las nueve de la noche listo para largarnos al cumple. Para tales propósitos se nos han unido mis amigos Erick y Planty los cuales son unos bebedores de todo.

Bueno pues nos vamos los cuatro escuchando musiquita en el stereo de Aldo.

Depuse de un largo recorrido por medio Naucalpan llegamos a la susodicha colonia México 68, barrio bravo del norte de la ciudad que con sus empinadísimas calles hace que el auto parezca un carrito de montaña rusa. Hay momentos en que las bajadas son tan empinadas que no se ve donde termina la calle. Y así pasamos casi hora y media tratando de encontrar la fiestilla. Todos nuestros intentos por dar con la calle son inútiles. Yo estoy casi llorando de la desesperación pero algo tiene que suceder. Gracias al estomago de Aldo y de los otros dos cuates nos paramos en un puesto de tacos el cual tiene a un lado un teléfono de tarjeta. Hablo para verificar de nuevo la dirección. La voz de una mujer borracha me contesta diciéndome que estamos a solo unos cuantos metros de la fiesta. Y es verdad. Estamos a solo 100 metros. Lo cagado es que cuando llegamos la primera vez nos estacionamos en meritito enfrente del lugar pero el número estaba tapado por el clásico árbol que no los dejaba ver.

Vaya por fin nos bajamos del auto. De la puerta del semiedificio sale Leobardo medio borrachón recibiéndonos con una gran sonrisa. Detrás de él viene la dueña de la voz que me contestó hace unos minutos. Se trata de la misma chica que una vez me corrió de una fiesta en su casa y que en vez de saludarme me restriega en la cara mi falta de porte y de seriedad en su casa.

De eso hace casi un año y aún no me perdona la muy pendeja.

Como si me importara.

Leobardo me dice que no la pele, que esta bien peda y ya sabes como es. Okey master. Entramos al lugar y subimos unas escaleras.

La fiesta es una reunión de cinco chavas darkis y ocho tornillos.

Música darketona y demás.

A mi me vale pero a Aldo el lugar le parece nefasto. Nos dice que el solo asiste a antros de primera catego. Lo miramos con cara de ah orale que bien. Mientras nosotros nos abocamos a chupar.

Erick saca el vodka que como por arte de magia desaparece en unos minutos. Quince para ser exactos. De todos modos más tarde iremos por más. Mientras a darle vuelo a la hilacha y conversar con los demás.

Cervezas, otro vodka por favor y mezcal se nos unen para ser el momento más ameno.

Una linda zorrita llama Susana me hace la platica: ¿Tu a que le llamas puta?, ¿Cuanto aguantas cogiendo?, ¿Me siento excitada?

Para ser la primera vez que nos vemos es muy directa y eso me encanta.

Dos darkis más platican con un amigo llamado Mantis. Una de ellas de muy buen ver por cierto. Pero como toda buena darki es hiper mamona. Se creé la Siuxie del Barrio.

Desisto de hablar con ella pues al pedirle un cigarro me lo da como si se tratara de su majestad. Púdrete perra negra.

Sigo mi charla con Leobardo, Planty y Erick quien saca la mota. Ahora todos a fumar. Yo poco, porque ya me conozco: Mezcal y Mois no se llevan muy bien dentro de mí cerebro; pero las tres chiquitas no se le niegan a nadie.

Después nos apoderamos del sistema de sonido: una gabachita, y a poner discos más rockers.

Pero a falta de metal ponemos a los Pixies y ya más metidos en la escasez de material pues a Soda Estereo. Que a nuestro parecer no tiene nada que ver con los monitos de esta reunioncilla pero ahhh como les encanta. Las dos darkis casi llorando entonan a garganta abierta las rolas del Cerati y compañía.

Otro trago más por favor.

Salimos del lugar Aldo, Leo y su novia y yo para ir a la tienda a comprar más chelas. Un cartón pues ya que más da. Regresamos y a destapar. Todos siguen relax.

Me impaciento. Necesito acción. Y la tendré a como de lugar.

Me acerco levemente a las darkis que ya están medio entonadas.

Entonces me dejan platicar con ellas. Yo solo veo un par de enormes tetas detrás de una camisita de malla que deja ver un buen agasajo. Pero oh desilusión pues poco después me entero que son lesbianas. Ya se me hacia raro que las dos no le hablaran a nadie. Muy aca muy misteriosas según ellas.

Pues que diablos.

-- A ver por que no se dan un beso o se fajan entre ustedes—Les pregunto con un tonito muy molestoso.

Una de ellas, La Madame Nocturnus, me mira sacadísima de onda y muy molesta me dice: Y porque tu no besas a tu cuate.

Planty me ve con cara de ¡Oh no! Aquí viene.

Le contesto a huevo que si.

Me acerco a Planty dándole un besito, todo maldado, en la boca quemada por el bote.

A ver ahora ustedes.

Ayy no nosotras no somos exhibientes.

¿Que qué?

No que muy darkis… y que se quieren mucho… Ni un beso se atreven a darse. “Pinches viejas pendejas” fue la frase que desató el caos.

Me paro medio tambaleante y alcanzó a escuchar los bramidos de la Dame Wamphiry detrás mío diciéndome hasta de lo que me voy a morir.

Volteo tranquilamente a soportar sus querellas y aullidos de no mames tu no eres nadie para decirme pendeja y toda la letanía de costumbre.

Sus gritos se convierten en patadas y golpes.

Me enconcho para amortiguar sus suaves golpes pero mis lentes escapan de mis manos.

Ya toda la reunión trata de separarla de mi cuerpo.

Yo solo aguanto sus madrazos y me río.

Pero mis lentes han sido atrapados por sus manos.

¡Puta madre! ¿Mis lentes? ¡Nooooo!

--- Mira lo que le hago a tus putos lentes maricon de mierda!

Y que me los chinga. Sus zapatotes de franky los aplastan como si fueran una envoltura de dulces en celofán.

Chingada madre, otra vez mis lentes.

¿Porque no solo me madreó y ya?

A huevo me tenía que romper mis lentes. La razón de mi sacón de onda es que sin ellos soy como un topo. Ciego cabrón. No puedo ver nada. Me siento desnudo y humillado por una pinche darky borracha lesbiana para acabarla de joder.

Aldo entre risas me alcanza a mostrar lo que queda de mi armazón. La vampirota sigue dando de patadas al aire y todos tratan de calmarla.

La seudo anfitriona con un hilillo de baba en la boca me dice: Ya ves te lo dije. Huevos puta.

Después, otra vez Aldo me da mis micas. Chale el armazón quedo redoblado. Inservible seria la palabra perfecta. Ya ni pedo. Quería diversión y la tuve a costa de mis lentes.

Tras la bronca todas las mujeres se meten al baño a acompañar a la chica destructora de lentes. Al parecer mi grosería fue mucho para ella.

Alcanzo a escuchar como la pobre darketa llora desconsolada y su novia sale para decirme que la perdone que ella, su novia, es muy enojona.

Creo que ya me di cuenta.

Creo que creen que saliendo del baño le voy a partir su madre y claro que ganas no me faltan pero ante todo es una mujer confundida y ahí la dejo. Pendeja.

Después de otros tragos y de un frustrado intento de disculpas sinceras de mi parte nos largamos. Todo el camino de regreso me es borroso y no por pedo sino por ciego. Llegamos a casa y me voy a mi casa no sin antes filmar un video cajeto de Planty hasta la madre.

De hecho este relato es con mis lentes nuevos.

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