viernes, 25 de julio de 2008

Peces a veces.

(Un cuate al cual le sacaron un ojo, otro más vomitando en plena calle a lado de su carro de lujo. Eso es lo que se ve al caminar de noche por una ciudad cualquiera.

Lo que sí no se ve son sus ojos ni sus cabellos ondulándose debido al viento necio que sale a eso de las 9 de la noche.

Un viento que sale después de nadar en una alberca seca de vacio.)

--No pues así déjalo, déjalo que salga.

--No como crees, ¿Qué tal si lo dejo así y después qué?

--¿Cómo qué después que? Pues ya. A lo mejor se seca.

--Noooo. Mira mejor le sigo dejándola mano aquí. Mira así.

--MM a mi se me hace una pérdida de tiempo.

--¿Cómo crees? Nada es perder el tiempo.

--¿Cómo no? ¿A poco cuando estas sentado sin hacer nada ganas tiempo?

--Pues no lo gano más bien lo acumulo.

--¿Y eso de que te sirve?. Acumular tiempo es igual que a guardar arena en una bolsa para después tirarla.

--Pues yo no lo veo así, disculpa.

--Pues ni te disculpo, no tienes nada de que. Pero eso de acumular o guardar tiempo se me hace inútil. Mejor aprovéchalo. Haz algo para que valga la pena la espera porque sino, esa cosa se va a quedar vacía.

--¿Más?

--Pues no sé si más. Tú ya déjala así y vámonos.

--Nel, algo más se puede hacer. Mira ya se ve que como que si quiere salir de nuevo.

--Si ya vi. Pero de nada va a servir si tú sigues así como eres.

--Ohhhh. Mejor vete tú.

--Nel mejor tú te vas y yo me quedo a ver como se pudre esta cosa. Y aguanta, ya por tu culpa me queme un dedo. Auch.

--Ya vete mejor.

--No y que no. Yo no me voy hasta que esto quede mejor de cómo lo deje, ¿Cómo ves?

--Pero si tú fuiste él que le dio el putazo.

--¿Y eso qué? ¿Nada más por eso dejaré que se pudra? No verdad.

--Pues hazle como quieras. Yo sí que me voy. Y corriendo.

--Pues adiós.

--Adiós tú.

--Baya.

Ella se quedó tapando el pequeño hoyito. Él se fue caminado haciéndose tonto y evadiendo las miradas de la gente. Al fin y al cabo sabía que nada malo iba a pasar. Todo lo malo ya había pasado y por más extraño que fuera el futuro a nadie le importaba. A nadie.

(La mezcla de ¿hazidomota? resulta en un extraño elixir que infunde terror, más sin embargo al que sabe manejarse en medio de la nefaztes ordinaria sabe que su locura lo hace ver como un faro en medio de la normalidad. Amor es la palabra que tanto daña. Y el odio es solo una faceta de esta. Pero no el odio al prolijo ni al prójimo sino el odio al que se hace pasar por un ser que nada hace ( me odio) si no como una memoria oculta que una vez tocada, sentida y revocada sabes que solo así eres capaz de sentir de nuevo. Sin mentir, sin sentir, sin vengar, sin hablar, sin acariciar, sin ver) como decía el pingüino de Fight Club: Slide!)

Ellos dos se fueron cada quien por su lado. Ella dejó que el hoyo quedara como lo que era: un hoyo. Y él siguió caminado como lo que era: Un tipo que a nadie le importaba, ni siquiera a si mismo.

Y déjame decirte (ohhh sabio lector) que de cierta manera lograban la felicidad en momentos. Que desgracia.

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