martes, 15 de julio de 2008

Pérfida humanidad del yo.

Claro, la peda de hoy estuvo fresa. Al menos me dio la impresión de que le hago mucho a la mamada de andar pensando cosas que no vienen al caso. Pensar en lo que debería de haber sido y QUE NO ES; harta hueva da ya.

Las tetas se han caído en la boca de alguien más. Una verga erecta ha penetrado las carnes jugosas de algo. Mis manos ni siquiera han sido capaces de manosear unas nalgas sucias. Más chelas por favor, la mesera no está nada mal, pero no habla español. Tetas por doquier. Vaginas ha penetrar pero no por mí.

Entre más veo a esas personas más me encuentro en un lugar que no es para mí. Está la niñeta fresota que se estira para que sus compañeros de trabajo le vean su “cuerpazo”, esta el lic. Don pifas prendiendo cigarros de una manera altanera y procaz a las demás secretarias, esta la niña que va al baño mostrando sus poderosas pompis de manera gustosa. Todos han tomado tres chelas en media hora. Yo llevo tres en 15 minutos.

Después volteo al televisor y vomito.

Pido otras más. Hay que llegar al punto en que eres capaz de pararte y decirles que me cagan todos. Pero ni llegan las otras tres chelas y ni te paras, solo atinas a salir disparado del lugar y caminar por las calles de este inmundo lugar.

No existe en mí un gramo de enojo. Solo es el ver que las cosas son tan raras. Tan cliché y yo soy uno más de los que caminan.

Aparte, saber cosas que no sabias, no son como para enojarse. Pero bueno, ¿entonces qué pedo?

Hay que saber diferenciar lo que es ahora de lo que fue antes. Y nada es igual. Nada.

Subirte al cameón. Jetearse machin. Y despertar por lo bobailcones comentarios de un ñora y su puta hija. Abrir los ojos y denotar que les das asco. Aunque vayas ultrafashion hay algo en ti que apesta para la gente ¿normal? Dudan si sentarse o no. Pero la hueva les gana y se sientan a mi lado. Yo las veo de reojo y mejor me vuelvo a jetear. Hablan de cosas inalcanzables para mí. No llevo una vida normal para mi maldita edad. Ya debería de estar en casa con mis hijos y mi esposa pero ni a novia llego. Ni a casa propia. Ni a depto de soltebrio. Pero ¿Qué más da? Soy un desgraciado junkie de la atmosfera diaria. Adicto a la nada y al todo al mismo tiempo. Amo y odio al mismo tiempo. Así es la vida, ¿o no, Yoko Ono?

Nada de penurias ni de ruegos, esos ya se acabaron. Nada de angustias ni enojos, ya son passé. Nada de holas y nada de adioses esos son de a diario. Mejor nada de todo y todo para nada.

Parece ser que llegando a este puntito de la putita realidad (Siiii la mitad de la mi vida terrrrestre, sino que puede ser solo un cuarto) uno se empieza a dar cuenta (demasiado tarde mister mArloko) de que nada es para siempre y la nada es lo que vale la pena. Nunca hay que hacer algo para que suceda, porqué entre más te empeñas parece ser que más se apesta la onda. Bueno a veces. Hay gente a la que le pasa todo lo contrario.

Bueno ¿y que pasó con esa felicidad bizarra de la que tanto hablaba? Pues aquí está.

En ningún momento me ataske de odio o de cualquier cosa parecida, simplemente es un seudo análisis de esta divertida sesión de auto conocimiento sin cimientos.

La verdad es que las situaciones dan para más, sea la que sea. Pero desgraciadamente se necesita el crisol que es el beber. Si no fuera por eso no me hubiera enterado de lo que me he enterado el día de hoy. Simplemente he de decir que fue un MetaPum para mis ondas personales. Pero gracias a don chupen se supo, si no, ufff, andaría de nuevo en una balsa directo a la tormenta.

Bueno, estando la situación como esta lo mejor que se debe de hacer es pensar poéticamente y descifrar mi cerebro para que ustedes, amigables lectorcetes, se llenen los ojos de pura total y absoluta poesía deforme, orale!!!!!

“Esta canción se llama: LA HORA DE LA VERDAD”

Llevo días queriendo ser una cosa más. La cosa más necesaria para cualquier persona.

Un ladrillo de coca, un toque de mota, un trago más en una botella casi vacía, un poste al cual detenerte, un zapato para un pie descalzo, un canal de televisión para el que aburrido está de todos los demás, un pedazo de papel para que te limpies los mocos, un pedazo de pasta de dientes para lavar tu boca, hasta jabón para darte una limpia en esas manos sucias. ¿O porqué no? Un corta uñas para esas alargadas y sucias cutículas.

Pero no. Sigo siendo el hombre que camina de aquí para allá sin saber que hacer. Solo sabe que debe de ir a ese o aquel lugar para saber que su cerebro sigue trabajando.

Venir directo del hoyo funki de la tarde para encerrarme aquí a vociferar que sí se puede.

Dormir sobre una cama que en la madrugada se convierte en una madera llena de clavos al revés. Y gritarle a la pantalla que se haga de carne.

Pero no.

Solamente, la pantalla, se hace sonido. Música no compartida. El plan de la vida se disfraza de monotonía.

Mañana ir a beber, cual bebe, de la teta de la sociedad. Trabajar ebrio a la vista de todos no tiene precio. Y aún así “hacerlo bien”. Cinismo crónico, dicen.

Y de nuevo: Vaginas, tetas, nalgas, vergas, pelos, cabezas, hombros, dientes, voces, manos, codos, pies, rodillas, ojos, pestañas, uñas, piernas, escotes, pantalones, faldas, cejas, pupilas, cerebros y demás componentes estarán ahí.

La simple humanidad. Hurra por ella, ¡me da gusto formar parte de esta!

PAZ.

PD: Que titulo, no mameis.

No hay comentarios: