lunes, 7 de enero de 2008

Anti-Cercenar, ¿y si se pudre?

La no presencia no había sido explicada por mí.
La sentía como un error. Como una especie de desaparición mutua. Por un lado estaba la negación total de contacto. Por otro estaba la culpa. Y así se explicaba la ausencia.
Pero ayer la sentí como si en verdad me faltara algo.
Puedo compararla con una amputación. Así lo siento. Como que me falta una mano, un brazo, una pierna, un pie; algún miembro vital para poder moverme sin problemas.
Es decir; aunque puedo caminar, ver, oír y todo lo demás; siento que algo me han quitado.
Más bien me sentí como robot. Me quite alguna pieza fundamental en mi funcionamiento diario.
O me desarmaron cuando no me daba cuenta. Y ahora me hace falta ese motorcito que hace que cierta maquinaria funcione bien.

¿Has visto a la gente que sufre un accidente y pierde alguna parte de su cuerpo?
Despiertan y ven que les hace falta una pierna. Supongo que al principio sufren de terror. De angustia marina. Se sofocan de miles de pensamientos. Y extrañan esa parte del cuerpo. A veces hasta los nervios, antes conectados a esa mano o pierna, son engañados y tratan de mover el miembro invisible. El cerebro lo ordena aún. Sinembargo nada se mueve. Nada se ve donde antes estaba esa parte tan querida, tan necesitada ahora. Y antes lo dabas por dado. Tengo una mano, tengo un pie. A veces ni nos damos cuenta de lo valiosos son. Hasta que ves que ya no lo tienes.
Puta madre! A de ser horroroso.
Pero con el tiempo el paciente se va acostumbrando a la falta de su miembro. Debe de aprender a vivir sin ella.
No por haber sido amputados llevarán una vida miserable. Llevarán una vida difícil, al principio. Después sera lo más normal.
De vez en cuando se sacaran de onda porque todavía sienten el miembro amputado. Pero ya no se pondrán tristes.
Algunos usaran prótesis. Otros ganchos y pedazos de silicón. Los menos, alguna mano ó pierna biónica les hará el paro.
Pero nunca olvidarán a su pieza original. La mejor y única.

Así me sentí ayer. Como que algo faltaba por aquí.
Y de nuevo imágenes se revelaban en mi techo y en la pared. Una bella sonrisa llenaba la oscuridad del cuarto. Pero no estaba ahí.
Ni siquiera estaba cuando le veía sonreír.
Cuando escuché su comentario acerca de la caza de ballenas. Ni de la caída del meteorito.
Ni su respetable opinión acerca de la pelí española que estaban pasando.
Me faltaba el complemento perfecto.
Sentí un hueco del tamaño la mitad de la tierra.
La mitad de un universo paralelo esta en otro lado.
Y no está al final de la almohada.
Tampoco al principio del click de el interruptor de la luz.
Menos en la cocina preparando Choco-Krispis para la dieta imposible.

Siento que me cortaron la mitad del cuerpo. O tres cuartas partes. O dieciséis octavas partes de mi aliento.
Me hace falta para poder reírme más seguido en la barra de la Cole.
Malo que no crea en las prótesis de un día, ni de dos. Chafas. Silenciosas. Jorobadas. Extrañas.
No hay nada mejor como ...esa parte que ya no tengo.
Chazam Chaka Zuyu!