miércoles, 2 de enero de 2008

A que tiempos estos...

Hace 10 años me dedicaba a la pintura en cuerpo y alma.

Lo que hacía era despertar, fumar y ponerme a pintar durante unas 6 o 7 horas sin parar.

Así era de lunes a jueves. Lo que seguía era ir a fiestas, conectar, comprar papel, socializar y concretar proyectos de exposiciones. Por lo regular el cuadro en turno me llevaba dos a tres semanas terminarlo.

A mi casa le caía la fauna habitual de amigotes y amiguitos y amigos. Las pláticas se basaban en cuanto nos había encantado el concierto del fin, en quien se puso más burro, de que iba mi nuevo alucin, en la nena en turno y darle su tiempo especial (que no pasaba de un mes a lo máximo ya que por lo regular me dejaban), en sacar provecho al poco dinero que ganaba con la venta de cuadros chafas, ir a clases de ingles, o de diseño, en prestarle especial atención a Lili y sus clases de pintura, en sacar rolas nuevas para la banda Potato Cronch, en patinar como loco every day, pelear con los pater familis, escribir y pintar pinta y pintar.

Mi cerebro era un pozo sin fondo en cuestión de ideas piktorikas. Sin embargo un día me llene de desencanto con la sociedad de pintores y una expo en un lugar muy chicho. Me di cuenta de que iba la onda. Y no me gusto estar ahí. Admito que me encantaba ir a esos “procesos” del darte a conocer. Pero la gente me dio un bajón. No se de que. A lo mejor no encajaba. Nunca me ha importado ganar dinero con lo que hago. Menos antes. Así que al ver que todo era cuestión de ganar dinero a costa de lo que fuese me desanimo totalmente. Nadie lo hacía por amor a sus colores, pinceles o papeles. Solo unos cuantos. Y eran más freaks que yo. Yo creo por eso me llevaba tan bien con entes como Hugo Navarro. Gente con altos standars en el arte que no lo es. Con él me adentre en el mundito de la música electrónica y de la poesía inconexa.

Participamos varias veces en ondas por demás lúgubres. Pero un día se saco de onda con mis amigos y parece ser que desapareció. Y como no. Esa noche era mi cumple y organizamos una expo en un sitio que era propiedad de su tío. Nunca hubo destrozos pero mis amigos llevaban la carga pesada de drugs. Ese día probé el cristal. Y putsssssssssssss. A volar. Lo malo es que Hugo había invitado a su banda fresa. Más bien eran amigos y amigas de su novia. Y al final me corrieron de mi propia fiesta de cumpleaños. Je. Solo mis amigos seguimos en búsqueda del eterno lugar para pasar la noche.

Lo bueno fue que Hugo se quedo con un cuadrito de la serie “Momentos únicos del nunca”

¿Dónde estará ese cabrón ahora?

Cabezotas ruedan por los cristales.

Animales instantáneos.

Cruces de fuego amigo en la parte de la nuca.

Masajes que se extrañan.

Pinceles dueños de varios días ¿o’ntan?

El canvas crece, ha crecido enormidades que gozan de una sabia espera.

Más sin embargo pedazos de pesado metal se han colgado en mis manos.

Mis ojos se cierran ante el color.

Se abren ahora en disimulos de creatividad.

Es lo malo del aparato electrónico.

Y de que la musa esta lejos del dìa.

La verdad si se extrañan. Pero pues ya fueron. ¿Será por eso?

Lo que se va se fué. Pero que bueno fuera si volvieran. O que yo vaya por ellos. O hacerlos de nuevo. Crear de nuevo. Creer y continuar con esos proyectos. Si, ahuevo. Estaría chido. Continuar...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre igual de profundo? Sube a la superficie de vez en cuando. A lo mejor encuentras algo que te pueda interesar. O no...

Bso

limbocolectivo dijo...

Por mas que salgo a la superficie no veo algo alentador, pero bueno, seguire tu consejo.

limbocolectivo dijo...

ademas solo aqui puedo "profundizar" lo que siento a diario. No creas que soy un ser siempre aletargado en sus pensamientos màs darks...je.
BAy!