jueves, 6 de marzo de 2008

Un día normal para sentirlo tan extraño.

Ya saben. Despierto con ganas de seguir viendo lo que estaba pasando en tu sueño. Clarito clarito ella estaba ahí. Bueno despiertas y te levantas al baño. Directito a evacuar la cena de ayer. Regreso a la cama para evaluar las actividades matutinas. Ninguna por cierto.

Después al trabajo. Igual. Ningún muerto todavía. Solo lloriqueos por parte de mis compañeros de trabajo. Sales a fumar un cigarro. Lo prendo y un joven cruza la avenida y de un folder que trae sostenido empiezan a caer decenas de hojas sueltas. Al parecer son medio importantes pues arriesga su vida por ellas. Un poco. Alza casi todas las hojas y se va corriendo.

También me doy cuenta de que existen unos amantes dentro de la organización. Son dos chavales; una de intendencia y otro de aviso. Se ven a escondidas. Ella es madre de un morriton igual que él. Bueno allá ellos. Se ven a escondidas, ja. Cual chavitos de prepa.

Salgo del trabajo y me voy a casucha. Antes una caminata relax por el pasto. Después a esperar el magic bus. Gusto de sentarme para ver pasar a la gente. All kind of. Sometimes they come to me and make some cuestions que nunca les contesto. ¿Por aquí pasa la ruta I? No sé. Me das tu hora. No tengo reloj. Me presta su lumbre joven. Nel. Cosas así. Ayer hubo una redad de motociclistas. Nada serio.

Subo al camión. Pago y m siento a observar el “hermoso paisaje” que se me presenta. Mejor me duermo al ritmo de salsa. Abro los ojuelos que tengo y veo que ella sigue sin desaparecer. El camión lleva mas de media hora parado y nadie sabe porque. Se ha detenido en el mismo lugar donde el otro día le saqué un terrible susto al chofer: Iba yo medio acostado en el asiento. Así que al parecer el chofer nunca me vio cuando apagó las luces y decidió tomar un atajo por un camino de terracería. Se me hizo raro que el chofer hiciera ese movimiento. Me paré de volada y fui hasta adelante para preguntarle si no iba a llegar a su destino. El pobre chofer me contesto con un: Hiiijo de la Chingada! Pues de donde salió. Me quede parado esperando una contestación coherente a mi reclamo. Pero el chofer solo atino a acelerar y a maldecir entre dientes. Le tuve que decir que no fue mi intención asustarlo. Me dijo que no había visto a nadie desde hace rato y que por eso se había metido al atajo ese. Pero que cuando me aparecí por detrás se había cagado. Y es que ese día yo estaba vestido todo de negro. Me imagino como me a de haber visto y sentido el pobre don. De pronto entre la nada te sale un cuate todo freak. Al llegar donde me tenía que bajar me dijo: No pues disculpe pero es que si me metió un buen susto joven. Órale. Un Susto Joven.

Al ver que el camión no iba a avanzar de nuevo, me bajé. Calles nuevas. De noche. Desconocidas. Lo mejor. El reconocer o descubrir las calles por donde pasas diario es, al menos para mí, un placer. Al menos estas callecitas tan relax y amplias. Me recuerda que todavía vivo en la santa provincia. Sin ofender claro a los michoacanos o toluqueños. Camino y veo que pasa a mi lado el camión que según ya no iba a avanzar. Me imagino quien sabe porque que estas calles son milenarias. Como todas. La noche es súper tranquila. Casi no hay gente. Solo sus casas y las luces dentro de salas, cuartos o cocina dan aviso de que alguien habita la zona. Dos chavitos banqueteros y una mini horda de pequeñines jugando. No más. Caminar y de subida. Yea.

De pronto se oyen unos gritos. Gritos de miedo y de pavor. ¡Doctor, doctor!, ¡Ya no llora! Una señora patea la puerta de lo que al parecer es un consultorio. Va acompañada de varios parientes. La señora lleva cargando a un bebé. Ella es la que grita y patea la puerta. El doctor sale corriendo recibiendo al niño. Lo que alcanzo a ver es un pequeño cuerpecito inerte. La madre se lo da al Doc y se meten rápido al consultorio. Junto con ellos todos los demás. Solo un joven se queda afuera mesándose los cabellos.

Atrás de mí ahora escucho un claxon. Es mi hermano. Justo en esa calle por la cual nunca camino me lo encuentro. Me subo a su auto. Mi sobrino se esta cagando y esta triste. Llegamos a su casa y yo me voy a la mía.

De nuevo las calles solas. Entro a una papelería. Dos señoras vestidas de rojo y un niño están adentro. Dos señoras de edad avanzada atienden. Me dan lo que les pido. Sin reparos. Me voy.

Caminaré más seguido por ahí.

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