lunes, 17 de diciembre de 2007

Entoloachado.

De nuevo se celebró la comida de fin de año en el lugar donde trabajo. De nuevo algunas de las chicas se pusieron sus mejores vestidos para tal ocasión. Si en el trabajo las ves federicas es el momento ideal para verlas en todo su esplendor. Escotes en algunas y en otras vestidos entallados. También existen los que se ponen saco por primera vez en el año. Y los que se ponen gel de más. Todos guapos y guapas solo que no sé para que.
Hace un año pasó lo mismo nadamás que me canjearon mi dvd, rescate a un borracho de morir ahogado en su propia guacara, ensucie mi saco de pana negra y raído con vómito del susodicho y no conocí a mis exsuegros.
Este año no fue ni mejor ni peor. Solo hubo una marcada diferencia. En vez de dejar que la tribu trabajadora se alegrara bailando ritmos afroantillanos y cumbias norteñas se les ocurrió a los directivos deleitarnos con un show de un cómico de la telera. Asi es. Su nombre es algo de Juan Carlos Rico. E hizo las delicias de los presentes. Antes salí a dar unas fumaditas pues al parecer se me esperaba una sesión ruda. Y así fue.
Hubo un momento que me sentí en un programa de la televisión, de eso que salen en el nueve, la gente aplaudía como onda de programa gabacho. Algunos reían a carcajada suelta de las ocurrencias del cómico. Otros sacaban fotos con sus celulares y tomaban fotografías para presumir con sus amigos de la sorpresa navideña que la compañía le había dado. Yo sonreía ante sus chistes misóginos y de estereotipos. Por más que trataba de reír no me resultaba very funny. Que aburrido soy ahora. La atmósfera se lleno de humo. Siento que ahora hicieron los cálculos adecuados para servir menos vino y salio más barato contratar al señor ese. Al final varios corrieron a su encuentro para pedir el autógrafo de rigor y la más de rigor fotografía abrazando a la estrella de televisión. El cuate este daba bendiciones a todos sus fans. Algunos rucos estaban desconocidos. Parecían teenagers enfrente de su ídolo juvenil. Lo albureaban, lo tuteaban y demás. Varios pasaditos de copas trataban de darle besos. Y ahí termino todo. Los demás se llevaron sus regalotes. Ayude a Claudia a llevar su televisor de 29" hasta una camioneta. La onda era seguir tomando con las botellas "prestadas" del evento pero decidí mejor irme a mi cantón.
Camine y observe varias cosas: Ebrios en el oxxo haciéndose cómplices del los dependientes, un tablero de carro con tissues negros, una colección de pingüinos dentro de una nevería y calles que veo a diario pero que nunca camino por ellas.
La perspectiva cambia cuando vas a pie. Se sienten diferentes. Y más de noche. Calles de noche que quien sabe cuando vuelvas poner el pie por ahí. Pero ahí estarán. Solas esperando que vuelvas a caminar por ese rumbo. Solo. Extrañando días que nadie sabe si vendrán.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El viernes me toca a mi. Espero que este año me toque un viajecito, que ya va siendo hora.

Esperanza, amigo, esperanza

limbocolectivo dijo...

ojala y si.
Esa esperanza se me hace conocida, solo que a veces se me olvida como es.