martes, 18 de diciembre de 2007

Little Mother's Tribute.

Les tengo una sorpresa- Nos dijo madre. Suponíamos que se trataba de fresas con crema o flan napolitanos.
Pero no.
Eran huevos de tortuga.
Asi es.
Huevísimos de tortuga como postre. Y crudos. Por nada del mundo me iba a comer esas madres.
Mi hermano también hizo cara de fuchi pero el muy valiente se los trago a la primera. Yo hice circo, maroma y teatro para evitar que esas cosas entraran en mi organismo. Pero la tecnique de mi madre fue superior a mis fuerzas. Me tomo de los brazos y me apretó la nariz para así no poder respirar. Tarde más de medio minuto en abrir la boca. Al hacerlo rápidamente mi jefa me puso el vaso en la boca dejando caer los huevos a mi garganta. Me los trague. Sentí su desagradable sabor. Y explote: como me das esas cosas, no ves que esta prohibido su consumo, venta y demás, además saben horrible mamá!
Su respuesta fue única: Son buenos para que crezcas más.
Uff.
Algunos años después me limpio las amígdalas con petróleo. -Es hasta que salga sangre- me decía mientras que con alambrito y una esponja lo restregaba contra mi garganta.
Un día me trague sus píldoras para la presión. Ese fue mi primer pazón de pastas a los cinco años.
Un día le dí un derechazo, sin querer, por apagarme la luz de la sala. Se fue de la casa algunos días.
Un día me sentó en un hormiguero en Chiapas.
Un día me sacó un cristal que me había encajado en el pie. Su uniforme de enfermera quedó lleno de sangre.
Algunas veces me hacía comer papaya o chayote.
Un día me dio una cachetada por encontrarme una pipa con mois.
Fui por ella a Estados Unidos y por ella me quede algunos meses.
Ha destruido o desaparecido prendas de vestir muy apreciadas por mi.
Y a veces me escucha y yo la escucho.
Cool!


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