domingo, 30 de diciembre de 2007

Entre recuerdos, pazones y casimuertos.

Este diciembre se ha convertido en uno de los más significativos en mi vida.
Razones hay varias. La principal fue el regreso de la muerte de uno de mis parientes más cercanos. Su visita al país de los casi muertos fue radical y casi totalmente sin regreso. Pero al parecer, más bien, es seguro que algo o alguien lo cuido y lo saco del asunto solo con un rasguño en un dedo. El auto quedo inservible. Deshecho. Y fue el 26 de diciembre de 2007 más extraño que me haya pasado. En estos momentos no estaría escribiendo de esto sino de otra cosa. De que se siente, ahora si, en verdad perder a alguien muy cercano. Demasiado.
Pero mejor pasemos a otro tema. Un cambio casi imperceptible pero que al menos yo siento como real y tangible. Ya no se me da el pasarme de bruto. Manejo mucho mejor la situación del convivio, como debe de. Puede ser que ciertas circunstancias sean las que me hayan hecho abrir los ojos y ubicarme en una situación de que: Si lo haces, hazlo bien y por gusto. Con “style” para no degenerar la convivencia. Es como si tuviera ya tatuado en el cerebro el controlcito que tanto me hacia falta. Y lo he comprobado de la manera ruda. Aunque es 1000% personal, el pazón estuvo de pocamadre. Un terror que me hacia sudar las manos copiosamente. Vivir en un mini infierno de 5 horas. Y sentir los síntomas de la locura extrema y nunca salir chillando. Permaneciendo en este mundo apenas atado a unos hilos de seda. Con alucinaciones auditivas y casi visuales. En fin que casi vuelo por los cristales del edificio donde trabajo, o que casi le hablo a la persona menos indicada, o regresarme a hundirme en mi cama y no salir nunca más. Pero no. Aguantar y luchar conmigo mismo de una forma ordenada. Brutal conflicto contra la realidad.
También fue un mes lleno de recuerdos harto significativos. Bastantes diría yo. Personas y una en especial, aunque ella diga que no lo hiciera lo hice, en las cuales piensas y sabes que están ahí o por allá y que cuesta trabajo ir a verles. Pero ahí siguen: situaciones, experiencias, detalles y momentos que pasaran a la historia dentro de mi cabeza. Hueca. Pienso a veces.
Y verla varias veces al día es un regocijo casi tribal.
No quiero olvidar nada. Tampoco creo en los círculos. Tampoco en las repeticiones chafas.
Las continuaciones son mejor.
F.D.P. i.l.y.M-a-C.
(Y lo que falta)

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