sábado, 15 de diciembre de 2007

Ficción# 987

Siento como que a veces hace falta un sacrificio para que las musas de la inspiración lleguen a ti.
Pero no tengo ninguna daga para hacerlo. Ni hacha ni machete. Esperar que llegue. Utss esta cabron.
Me imagino caminando sin rumbo. Encontrarme de pronto con una extraña persona. Parece que nos conocemos pues nos quedamos viendo largo rato. Ella se para y yo me volteo. Hacemos gestos de ¿que onda?. Nos acercamos y tratamos de acordarnos de los nombres. Ella me señala con su dedo índice preguntándome ¿A poco eres tú?. Con la mirada le digo que si. Suelta una sonrisa como acordándose de algo que hiciste la última vez que se vieron. El rubor se te sube. También sonríes. Le contestas Eso ya fue.
Después de eso se quedan callados. Se miran la cara entre serios y no sabiendo que hacer. Ella mueve los brazos balanceándolos de un lado a otro. Y tu estás pensando en algo. Pero no sabes qué.
Así que mejor te despides al mismo tiempo que ella. Pues nos vemos-Bueno te veo después.
Y te vas y ahora si sabes lo que estabas pensando: Quiero llevarla a su casa y tomarme una cerveza y besarla e invitarla a cenar y decirle que uyyy la quiero demasiado y tomarle una foto y peinarla y comer con ella y salir a rockear y...etc, etc.
Ella también va pensando: ¿Chale para que rumbo iba?

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