lunes, 5 de noviembre de 2007
Cada quien cargue su cruz.
La onda trabajo calma la mente pero no tanto.
Aún hay resquicios de aroma que vuelven.
Trozos de desparrames equivocados.
Y millones de células haciendo electricidad.
Un piano dentro de mi suena.
Melancolia de ver tanta luz.
La maldita espuma que no cesa.
Y la garganta proclama sentir.
Te sientes bien pero te sabes mal.
Cierras un ojo para ver que hay en tu interior.
Descubres letras y ves voces.
De odio, pena y adios.
Suspiras queriendo volver.
A un espacio imposible.
Que ni soñando.
Llegará a ti.
Hay asientos para que esperes cómodo.
Tambien hay tumbas para lo mismo.
Así que tú decides.
¿Más dolor o más amor?
Escogo el dolor.
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