La sustancia comenzaba a recorrer el cerebro. Llenado todos los lugares en donde se pudiera meter. Los vapores producían una visión desordenada. Los ruidos se hacían vocales y viceversa.
comenzaba la intoxicación. Una especie de tumor se alimentaba de los fluidos gaseosos de este desorden. Cada vez se hacía más y más grande. Con este caos las venas y arterias se tornaban túneles de viscosidad. El corazón latía descompensadamente. Rápido los nervios se encrispaban y dejaban al inconsciente libre. Todo raciocinio era nulo. Hora de actuar.
Pero no actuaba.
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