lunes, 4 de febrero de 2008

Huelo, hueles, olemos.

El olor de mis axilas me sacó de concentración. Pero me dio una idea. Escribir sobre los olores de la gente.

Y es que el olor es una parte muy importante en nuestras vidas. Hay quienes se llegan a enamorar nadamas al oler a su pareja. Y esas son personas que emiten un olor especialmente atrayente. Pero hay otras que de plano nada más te pasan por delante y puts, ojala y nunca las hubieras olido. Recuerdo a un gordito, no tengo nada en contra de las personas obesas; pero este en particular APESTABA. No se si era su sudor o si no se bañaba muy seguido pero emanaba un apeste macizo. Hasta un aura parecía brillar a su alrededor. Una nieblita lo rodeaba. Y eso era su olor. Entre dulzón y agrio. Muy penetrante. Olor de aliento de dragón borracho. Entre azufre y colonia 7 machos ya caducada.

De olores también esta llena nuestra memoria. A veces vamos por la calle y un olor nos recuerda algo de nuestros días pasados. Una comida, alguna persona, un día, una noche, algunos momentos, etc.

También entre algunas personas el oler es un acto reflejo. Si no es que en todas. Cuando te sirven una comida lo primero que haces es olerla. En mi caso cuando recibo un libro lo primero que hago es olerlo. Mmmm. Ese rico olor a libro viejo.

También el olor nos remite sensaciones. Un ejemplo es la casita esa que pasaba con P. cuando íbamos a la tienda. Teníamos que pasar por la entrada de una casa donde sus habitantes eran dos viejitos ya muy traqueteados. Como el anciano no podía caminar pues se meaba en donde fuera. La casa despedía un hedor desde casi 10 metros antes de llegar a la puerta que por obvias razones siempre estaba abierta. Ese olor te daba la sensación de sordidez, de pobreza, de porquería humana que habitaba esa casa. De verdad había ocasiones que preferíamos caminar un poco más con tal de no pasar por enfrente y enfrentar ese olor. Un olor jodido.

Pero ahhh que diferencia cuando hueles a la persona que quieres y amas. Ahí es otro cantar, más bien otro oler. Nada mas se acerca tantito y ya estas percibiendo su olorcito especial. Tus pupilas se agrandan. Tu olfato pone en alerta al cerebro para que se prepare para atacar a besos a la víctima. A la portadora o portador, según sea el caso, de ese olor que nos vuelve loquitos.

Cuando esa persona no esta cerca de ti pero tienes alguna prenda con su perfume lo primero que haces es: Verla, acercártela despacio, recordar su cara y para que amacice el recuerdo te la pegas de inmediato a la nariz, aspiras como si de eso dependiera tu vida, snfiuiiiiiif (no se que onomatopeya poner para aspirar, chance podría ser también ishhhhhhhh, en fin) el caso es que en cuanto recibes el olor de la persona en cuestión se aparece de la nada en tu memoria. Y si tienes muy efectiva imaginación hasta la puedes tocar. Bueno eso esta un poco exagerado pero el punto es: El Olor es vital para el humano, sea cual sea.

Para mayor onda véase la peli El Perfume. Hace time que la vi pero está excelente para el que quiera saber hasta donde llega el poder del olor. O lean el libro, que es lo mismo pero mejor.

Es una lástima que yo por fumar tanto he perdido casi ese gusto de oler. Y no es porque no quiera o me guste. Son lo mocotes secos que me tengo que sonar a cada rato para poder respirar como cualquier persona normal. Pero aún así llegó a notar algunos olores que para otros les son indistintos o inexistentes. Y aún entro en éxtasis mental al oler la clavícula de… bueno eso ya es otro cuento. Mejor que cada quien se busque sus olores favoritos.

P.D:Quien iba a pensar que el olor de mis axilas fuera tan inspirador. YEa!

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