lunes, 25 de febrero de 2008

¿Inolvidabilidad?

Vi a la chica del vestido verde. Solo que esta vez llevaba puesto un vestido amarillo. Decorado con flores. Se mostró un poco molesta al hablarle de lo que tanto le he hablado. Pero por fin nos pusimos de acuerdo. Así que salimos juntos hacia el cuarto trasero de su casa. Pero unos individuos llegaron a arreglar la casa y a interrumpir lo que parecía ser una reconciliación tardía.

Sin importarnos los sujetos esos, abrimos la puerta del cuarto solo para presenciar que era una fábrica sin techo y sin paredes. El cielo dejaba caer sendos pedazos de mármol que se destruían al hacer contacto con el suelo. Los pedazos nos pasaban rozando. Además había mucha agua por todos lados. Estábamos rodeados de un mar embravecido que debido a su fuerza movía todo el paisaje, el cual se balanceaba haciendo que cortos circuitos llenaran de chispas el suelo. Ella ya se había ido. Le trate de avisar que tuviera cuidado. Pero ni me peló. Así que fui tras de ella. Pero ya era demasiado tarde. Ahora ya me encontraba en otro lugar. Y ella no estaba ahí.

Ella es la única que puede hacer eso. Desaparece cuando menos te lo esperas. Suele hacer lo mismo cuando de pronto y la ves por ahí caminando. También es única en hacer varias cosas como: arreglar las puestas de sol, dar alimentos a duendes, corrige el curso de ríos, escribe en las nubes y varias cosas más. Es una perfeccionista de emociones raras. Y dicen que además es muy simpática. Pero yo solamente la he visto tres veces.

Y esas tres veces han sido muy breves. Pero eso que sé, se siente en cuanto ves sus ojos. Y sus cejas, están de cuidado. Delata a una incorregible inolvidabilidad que perdura aún despierto.

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