domingo, 3 de febrero de 2008

*A suitable accident...

Venía con mi familia. Solo faltaba mi padre en el auto. Hermano, cuñada, madre y sobrinos. Justamente pasamos por el lugar del accidente. Pero las sonrisas de Andy y de Shevy nos hicieron no recordar tan escabrosa noche.
Sin embargo no pude dejar de imaginarme la escena:

El señor venía de brindar por el 25 de diciembre de con sus primos. Dos tres whiskys a lo mucho. Se despidió de todos y se marchó. Introdujo la llave del auto como miles de veces antes lo había hecho. Se incorporo a la carretera oscura. Un leve mareo invadía su cabeza. Muy leve. La carretera a esa hora y en esa noche estaba prácticamente vacía. Dio vuelta en el retorno y se dirigió de nuevo a su casa. 80, 100, 120 kilómetros por hora como cualquier otro auto. La carretera sin alumbrado resulta muy oscura. De pronto observa que algo cruza por el camino. El auto va en el tercer carril. Rápidamente da un volantazo para evitar matar a la creatura que se atraviesa. El señor alcanza a escuchar una explosión detrás del auto. El control del vehículo es imposible. Él sin embargo no siente miedo. No le da tiempo. Y todo transcurre en cámara lenta. El auto se dirige a la división de la carretera. Golpea de frente el muro y el impacto hace que se dirija hacia la cuneta. En este caso no hay cuneta sino una pared de piedras y tierra.

El carro choca contra una gran piedra haciendo que el mismo sea despedido varios metros. El auto vuela dando vueltas en el aire. Una, dos, tres y aterriza con el techo sobre la capa de asfalto. Se desliza varias decenas de metros.

El señor va aferrado al volante. Ve como todo se torna negro. Escucha los golpes de los choques contra el muro, contra la piedra. Escucha el viento entrar por la ventana. Siente un frío que se escurre por su espina dorsal. Piensa en que va a decir a sus familiares cuando vean como ha quedado el coche nuevo. Cierra los ojos. Aprieta más fuerte el volante. Piensa que es mejor soltarlo y así lo hace. Se cubre la cabeza con sus brazos. Se deja ir.

El auto por fin se detiene. Silencio y viento por todos lados. El señor se desabrocha el cinturón y sale por lo que supone era una ventana. Tras unos segundo se da cuenta de que esta en medio de la carretera. El auto esta cruzado en medio de la carretera. Se sacude un poco sus ropas. Con el saco intenta llamar la atención de unas luces que se acercan. Entre pensamientos observa que el saco es negro y nadie lo va a poder ver. Los autos se van a estrellar contra el.

Las luces se van a haciendo más grandes lentamente. Son dos o tres automovilistas que vieron como el auto de pronto chocaba y salía volando por los aires. Habían frenado y ahora se dirigían a ver y/o ayudar si es que había heridos. El señor agradecido los invita a mover el auto y hacerlo a un lado. Con un gran esfuerzo y lo logran.

Todos están sorprendidos de que el señor esté vivo. Más él. Solo un rasguño en el dedo índice y la cartera magullada llena de sangre son las evidencias de que él venía en auto volteado. Después de unas llamadas llegan los familiares a ayudarlo. El hijo mayor siente que las piernas se le doblan. La esposa llora nerviosa. Los demás familiares solo atinan a dar gracias Dios.

Yo hable con el señor hasta el día siguiente. Le brinde un cigarro y salimos de la casa. Me dijo que si podía dejar de tomar. Le dije que yo no manejaba, así que no había problema. Se rió y nos dimos un abrazo. Las lágrimas casi salen a flote pero el humo del cigarro nos lo impidió.

Tras casi un mes de eso creo que es hora de complacerlo.

Además solo una vez se tiene un Papá como el.

*for many reasons to me.

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