miércoles, 13 de febrero de 2008

You will see some difference here


En ese tiempo me dedicaba a estudiar Ingles y pasar el rato. Y empezaba a dibujar en hojas de cuaderno. Nos reuníamos en el Hades a tomar ricos curados traspaleados macizos. También desayunábamos de vez en cuando frijoles de olla. Mmm. En ese lugar conocí al hijo de José Agustín, según eso me dijo el cuate ese. Tuve el placer e conocer al trailero Negro y su banda de traileros. Se presentó el mismísimo Jesús que tenia una historia de novela de Dostovyeiski. Y nos hacía trucos pesados cuando andamos bien pachecos. Él era un barrendero de Naucalpan que había sido hijo de gente muy rica. Había tenido todo y por la maldita droga término como barrendero. También había sido dealer de heroína. Tenía las cicatrices para demostrarlo.

Para llegar a tal lugar tenías que cruzar un río de aguas negras, subir y bajar una lomita y tralala. Ahí estaba el sagrado lugar de reunión de la banda freak de la Enep Acatlán. Diario era la ritual visita. Y salíamos cucaracheando. Una vez Diana se cayó al río. También otro ente mítico era el “LA Chiquita” que era un homeless ya muy traqueteado por el chupe. Un día hasta su madre fue por él (¿Dónde he visto eso?, chale tan mal estoy!) y se armó el mereketengue. Lo tuvo que sacar de un pozo. Uff con razón ya no quieren andar conmigo.

Buenitos recuerdos. Drásticos. Lo que parecía una remembranza se ha convertido en un detonador. Puede ser que solo yo lo sienta. Y veo errores garrafales. Flashbacks pesados. Algunos muy recientes. It’s time to make a change. Very deep.

Chance con esto alguien pueda volver. Aunque la duda es razonable me gusta pensar que de alguna manera el cambio puede ser de ipso-facto. Solo necesitaba tener unos pínceles al alcance de mi maldita mano. Y abrir los ojos. Puede ser. Epifanías instantáneas.

Recurrir a la vieja táctica de amor por teléfono estaría nada mal. O algunas cartas. Ir a la casa postal, poner una carta con timbre y toda la onda. Esperar que el destinatario la reciba. Y ojala llamara para agradecer tan anticuado detalle. O mandara otra carta. Viejas luchas cliché…

Proseguir la tan escabrosa y desquiciante pero tan ansiada y querida situación. Al menos para mí. Saber manejar la situación y madurar. Pero se me hace muy poco probable. Todo puede depender de unos trazos, maderas y papel.

Es raro también ver personas conocidas por todos lados. Más bien a una sola. Se repite en todos los formatos. En damas manejando. Desde pelo largo y corto. Aún en palabras se deja ver.

Pero eso es harina de otro costal, ahora que recuerdo: Por aquella época también nos juntábamos en la salida del cine de la escuela. Debajo de un pirul prendíamos los cigarrillos. Siempre cuidándonos de los seguridad. Después de la clase de ingles nos íbamos para allá.

Y de ahí al Hades. Infierno de los griegos, creo.

Ahora ya es un lugar aplanado por un taller de autos turbo.

(And in myself too. J.F.P. i l.y.))

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